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Reforma Laboral


¿Cómo nos afectará la nueva reforma laboral?

Llamemos a las cosas por su nombre: revertir la reforma laboral de 2012 es llevar a cabo una nueva reforma laboral
Desde el inicio de la democracia ha habido más de una docena de reformas laborales y junto con las reformas de 1984 y de 1992-93, la de 2012 fue de las más ambiciosas.
En un momento en que la tasa de paro había aumentado desde el 8 % a mitad de 2007 hasta el 24 % a principios de 2012 (el máximo, un 27 %, se alcanzó a principios de 2013), se adoptaron un conjunto de medidas que intentaban favorecer la devaluación interna a través de una mayor flexibilidad salarial como estrategia de salida de la crisis.
Los grandes cambios de hace 8 años
Con este objetivo, la reforma de 2012 introdujo, en primer lugar, cambios profundos en la negociación colectiva: limitó la ultraactividad de los convenios, otorgó prioridad a los convenios de empresa frente a los de provincia y sector y facilitó los descuelgues respecto los convenios de ámbito superior (el procedimiento de descuelgue permite a la empresa no aplicar algunos aspectos recogidos en dichos convenios bajo determinadas circunstancias).
En segundo lugar, también favoreció la flexibilidad interna para intentar frenar la destrucción de empleo posibilitando cambios unilaterales sustanciales en los salarios y otras condiciones laborales.
Sin embargo, no solo aumentaron los márgenes para la flexibilidad interna, dado que la reforma también redujo los costes de despido rebajando la indemnización por despido improcedente en los contratos indefinidos a 33 días de salario por año de antigüedad en vez de 45 y facilitando el despido por causas económicas con una indemnización de 20 días